Hoy
os quiero contar mis primeras experiencias e impresiones yendo de safari por el
“bush”. La traducción literal de bush
al español sería arbusto, pero tanto en África como en otros muchos sitios, a parte de este significado tiene otras
interpretaciones. Por aquí, se conoce como bush
a todo aquel paraje que esté fuera de lo que se podría considerar civilización,
da igual que sea sabana, estepa, bosque, desierto,… De hecho como conté en una
de mis primeras entradas el termino que se suele emplear para el trabajo que yo
estoy desempeñando por aquí es el de “Bush
Pilot”; ¿Por qué? Pues porque como pilotos nos toca aterrizar en pistas que
por norma general suelen ser bastante cortas, de tierra, arena, hierba, y
cualquier otro tipo de superficie que os podáis imaginar.
En
este tipo de viajes, una vez que llegamos al destino y desembarcamos a los
pasajeros, a los pilotos básicamente nos toca estar esperando a que llegue el
día y la hora de partida sin hacer nada especial, a no ser que pagándotelo de
tu bolsillo te apuntes a alguna de las actividades que se llevan a cabo en el
lodge. En mi caso siendo mi primera oportunidad de irme de safari y siendo todo
nuevo para mi, la noche de mi llegada después de cenar hablé con uno de los
recepcionistas para que contaran conmigo y me apuntara a un safari en
todoterreno a la mañana siguiente cuyo precio era de 30 $.
Como
os conté anteriormente mis pasajeros eran un matrimonio cincuentón muy
simpático y agradable: Douglas y Ulay. Mi sorpresa vino cuando la mañana
siguiente a nuestra llegada al lodge, cuando ya comenzaba a despertarme un empleado llamo a la puerta de mi chalecito a las 7:30, venía
de parte de ellos porque querían que me uniera a su desayuno para así después
irnos todos juntos en un safari privado en todoterreno que ya tenían
contratado. Obviamente mi respuesta fue que sí; corriendo me vestí, me aseé y
me uní a ellos.
El
safari comenzó incluso antes de salir del lodge. Cuando estábamos acomodándonos
en el todoterreno un empleado se acercó para preguntarnos si queríamos ver una
serpiente que acaban de encontrar, así que nos volvimos a bajar y corriendo
fuimos hacia donde nos indicaban. La serpiente estaba en un arbusto justo a
lado de uno de los caminos del lodge. A simple vista parecía inofensiva y poca
cosa, pero cuidado que las apariencias engañan. La serpiente en cuestión era
una Boomslang (que en afrikáans y
holandés significa serpiente de árbol). Aunque seguramente a ninguno os suene,
igual si os digo que es la hermana pequeña de la Mamba Negra igual alguno ya se puede hacer a la idea de que tiene
poco de inofensiva (Nota para los no cinéfilos: en la película de Quentin Tarantino: Kill Bill la protagonista Uma Thurman era una asesina a sueldo de lo más letal que recibía el apodo de Mamba Negra). Aunque la Boomslang
es una serpiente dócil, tímida y huye fácilmente, cuando es provocada ataca
mordiendo con fuerza, con toda la boca abierta para clavar bien sus colmillos. El veneno que inyecta
inhabilita el proceso de coagulación de la sangre y la víctima puede morir como
resultado de hemorragias internas y externa, sufriendo fuertes dolores. Todavía
no habíamos empezado y ya estábamos viendo cosas de los más interesantes.
Boomslang camuflada entre las ramas de un arbusto.
Dejando atrás a la Boomslang, ahora ya si iniciamos la marcha con nuestro todoterreno. Una de las cosas que me sorprendió fueron los Warthog o jabalís verrugosos (para los que no saben a que animal me refiero seguro que si os digo las palabras Pumba y El Rey León, ya os viene una imagen a la cabeza, ¿no?). Estos jabalís se movían con total libertad por todo el lodge, para nada se sentían intimidados o asustados por los humanos.
Familia de Warthogs cobijándose bajo la sombra de
un árbol, justo al iniciar el safari.
Warthog con el que me cruce en uno de los caminos del lodge.
Como os conté en la anterior entrada del blog, nos encontrábamos en el
Parque Natural de Liwonde junto al río Shire. Por lo que en las
orillas y cerca del río la vegetación era bastante frondosa, encontrándonos un
terreno más árido conforme nos íbamos alejando del mismo. La cantidad de
animales que te ibas encontrando era enorme, lo gracioso era que mientras
fueras en el todoterreno los animales no se asustaban y te podías acercar
fácilmente a ellos, pero en cuanto parábamos el vehículo y bajábamos de él,
todos huían rápidamente.
Familia de Impalas a los pies de un árbol en la orilla del Shire.
Sausage Tree o Árbol de las Salchicas. A parte de la fauna, también había flora bastante curiosa.
Otro de los animales que también pudimos ver fue un hipopótamo “dormilón”. Lo de dormilón lo digo porque nos lo encontramos tierra adentro y es que los hipopótamos se vuelven más activos durante la noche cuando salen del agua para pastar en tierra firme, pero éste se había quedado rezagado porque ya era bien entrado el día cuando nos lo cruzamos. Aunque sea un animal grande y pesado (es el tercer animal terrestre por su peso por detrás del rinoceronte y del elefante), en distancias cortas pueden alcanzar velocidades de hasta 40 km./hora; mi cámara de fotos y yo podemos dar fe de ello, pues lamentablemente no pude sacarle ninguna foto medio decente para colgarla y que así lo vierais.
El
coche en el que nos desplazamos era un todoterreno semi-descapotable y adaptado
para realizar safaris con una capacidad de hasta 12 pasajeros más el conductor.
Era bastante versátil y aún teniendo un gran tamaño como buen todoterreno podía
meterse por cualquier sitio y sortear vados y ramblas. A los mandos llevábamos
a Dave, que a parte de conductor
también ejercía las funciones de guía.
Aunque esté viviendo en África, en esta foto las
pintas de turista no me las quita nadie.
Con mi pasajera, Ulay, en el todoterreno.
Aunque son muchos los animales que se pueden encontrar por esta zona, básicamente todos estos son los que vimos durante esa mañana. Por el Parque Natural de Liwonde también hay leones, pero es bastante difícil verlos; así como un centro de recuperación de rinocerontes, que trabaja para ayudar a su repoblación y evitar su extinción, pero que lamentablemente durante esta época del año se encuentra cerrado a los turistas. Así que una vez finalizado este safari en todoterreno o “Game Drive” como le dicen aquí, Douglas y Ulay me invitaron a unirme a ellos a comer, pues justo después iban a continuar de safari pero esta vez en un bote por el río y yo iba a volver a "acoplarme".
Estas son las vistas que teníamos desde el restaurante.
Aunque ya habíamos tenido un pequeño safari en barco en nuestro desplazamiento hasta el Lodge Mvuu, el que íbamos a hacer esa tarde era algo diferente, el barco era más pequeño y lento y nos iban a llevar hacia el norte por los sitios por donde los guías tienen localizados a los diferentes animales. Prácticamente nada más montarnos y empezar ya vimos el primer cocodrilo, estaba a escasos metros del embarcadero tumbado, tomando el sol. A pesar de que durante todos los días que estuve allí tuve la oportunidad de ver varios cocodrilos, no vi a uno solo en movimiento; y eso que tal y como nos dijeron, justo dos días antes de nuestra llegada tuvieron la oportunidad de ver como un cocodrilo atacaba, daba presa y se comía un antílope justo en la orilla situada enfrente al restaurante del lodge.
Cocodrilo tomando el sol en la orilla.
Lo mejor de este “Boat Safari” vino al poco rato de empezar cuando yendo hacia el norte, nos encontramos con una familia de elefantes al completo (incluidas varias crías) bebiendo agua a la orilla del río. Muy sigilosamente con el motor de la barca prácticamente a ralentí, nuestro guía Dave (el mismo del todoterreno) nos fue acercando hacia ellos; y aunque cuando ya estábamos cerca del grupo justo se retiraban de la orilla y se volvían tierra adentro, tuvimos suerte porque tal y como estábamos haciendo nosotros se estaban desplazando hacia el norte paralelos al río, así que les acompañamos en su viaje durante un buen rato.
Volviendo tierra dentro después de hacer un alto en el camino para
beber un traguito de agua.
Según nos indico Dave, es bastante complicado poder ver elefantes durante esta época del año. Al encontrarnos ahora en la época de lluvias o “wet season”, los elefantes tienen comida en abundancia por todos los sitios por los que se mueven, por lo que verlos es más una cuestión de suerte; sin embargo durante la época seca o “dry season”, al encontrarse la comida más localizada geográficamente y los guías conocer los emplazamientos de la misma, la probabilidad de poder verlos es mucho mayor.
Según nuestro guía, la edad de alguna de las crías que vimos era
inferior a un año.
La verdad que de todos los animales que pude ver durante este viaje, sin ningún tipo de duda me quedo con los elefantes. Si ya de por si me parecían unos animales de lo más bonitos y majestuosos, viendo una familia al completo moviéndose con total libertad afianzó aún más mi opinión.
Comprobar que porte y que
majestuosidad tiene este elefante.
Después de haber estado más de tres horas navegando por el Shire, para terminar nuestro “Boat Safari” tuvieron la amabilidad de invitarnos a un pequeño tentempié: cervecitas, vino, cacahuetes y unas empanadillas de carne, que junto con un bonito atardecer fueron el final perfecto para un día de lo más completo.
Con Douglas y Ulay. Un safari por el río es
bastante duro y al final hay que recuperar fuerzas.
Atardecer en el río Shire.
Al día siguiente el plan que mis pasajeros era
bastante similar, comenzando con un pequeño safari a pie o “Walking Safari” al que nuevamente me invitaron a unirme. Junto con nuestro
guía del día anterior Dave, y un ranger armado que también nos acompañaba
(al ir a pie hay que tomar otras precauciones extras) comenzamos muy temprano,
a las 5:30 ya estábamos iniciando la marcha saliendo del lodge. Una de las
mayores aficiones de Douglas, era la
ornitología (observación y fotografía de aves), por lo que este paseo se centro
mucho en la búsqueda y observación de pajaritos.
Además tal y como he mencionado antes es muy difícil poder ver otro tipo de
animales pues al ir a pie todos suelen huir.
El equipo al completo (salvo yo que soy el fotógrafo). Fijaros en el
rifle del soldadito.
Lo bueno de esta manera de visitar a pie el bush es que puedes observar y ver otros detalles que de otra manera no los apreciarías: restos de animales, huellas, excrementos,… así como la posibilidad de escuchar los sonidos al no tener ningún tipo de contaminación acústica.
Restos de un antílope (sí, lo se, sigo teniendo pintas de turista,
jeje).
Pisadas de un elefante.
Tras esta caminata de varios kilómetros, nuestro safari a pie termino cuando un pequeño bote nos recogió para llevarnos de vuelta al lodge. La principal diferencia de este trayecto con respecto a los anteriores que habíamos hecho en barco, fue que en este nos ofrecieron un completo desayuno a base de huevos y tortillas, salchichas, bacon, café, te, cereales, fruta,…. Todo ello cocinado y preparado por un cocinero allí mismo.
Dave disfrutando de su “Desayuno Continental” en pleno bote.
Tras el desayuno el bote hizo una parada en el lodge para dejar al cocinero y todos sus bártulos. Después de haber estado un día y medio uniéndome a las actividades de Douglas y Ulay, y aunque ahora ellos iban a continuar en el bote esta vez hacía el sur, yo ya me quedé en el lodge pues no quería abusar de su amabilidad y de su confianza. Ahora me quedaban dos días de espera hasta el siguiente vuelo, pero a mis espaldas tenía una experiencia muy chula y memorable.
Monos que me encontré camino de mi habitación.
¡¡Hakuna
Matata!!
Sergio! Me estoy poniendo al día con tu blog y aunque esta entrada ya la había leído, explicas tantos detalles que creo que si la leyera una 3ª vez aún descubriría cosas nuevas. Me encanta cómo describes todo! Aprovecha cada experiencia que vivas allí... tiene una pinta increíble (dándole todo el sentido de la palabra). Besos! Sara
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