martes, 28 de febrero de 2012

Chelinda - Nyika Plateau

Después de haber estado por el Parque Nacional de Liwonde, al sur de Malawi, el viaje con Douglas y Ulay continuaba hacia el norte, más concretamente hacia Chelinda situado en el Parque Nacional de Nyika.


Nyika significa "de donde proviene el agua", viendo estas nubes se puede entender el por qué.

Este Parque Nacional cubre prácticamente la totalidad de la meseta de Nyika (Nyika Plateau). Está situado a unos 480 kilomentros al norte de Lilongüe, limitando con Zambia por su lado suroeste. Chelinda, el sitio al que nosotros ibamos, es la sede del parque y se encuentra cerca del centro del mismo. 

Localización de la Meseta de Nyika.

Este es el Parque Nacional más grande de los nueve que hay en Malawi, con una extensión de 3.200 km². La principal diferencia con respecto del resto, es su elevada altitud. La elevación media es de unos 2.100 metros sobre el nivel del mal, y su punto más alto es el Pico Nganda, que alcanza los 2.606 metros de altura.

Dada la distancia que teníamos entre nuestros airstrips de salida (Club Makokola) y de llegada (Chelinda), el viaje tenía una duración aproximada de unas dos horas y cuarto. Lo bonito del vuelo era que la ruta practicamente nos llevaba por encima de todo el Lago Malawi, desde su inicio por el sur hacía su parte norte. 

Cómo bien sabéis, hasta finales de marzo/principios de abril aquí nos encontramos en la época de lluvias, haciendo que el tiempo sea practicamente impredecible. Si a eso le añadimos que las condiciones geográficas de la Meseta de Nyika son bastante peculiares, hacían que el viaje fuera un poco diferente a los que había hecho hasta entonces en Malawi.

Otros detalles importantes a tener en cuenta eran y son los relativos a la pista de aterrizaje de Chelinda: 
  • En primer lugar no es una pista de aterrizaje al uso, el terreno es de tierra y hierba. Habiendo una parte de la misma que tiene bastantes socavones, pues las cebras la utilizan para dormir. (Sí, sí; habéis leido bien: las cebras la utilizan para dormir).
  • La Pista está construida en un terreno con pendiente. Siendo el desnivel máximo de unos 20 metros.
  • Por último y más importante, es que al encontrarse nuestra pista de aterrizaje en una zona tan elevada (este airstrip se encuentra a 2.300 metros), hace que la altitud de densidad (Density Altitude) se vea enormemente reducida, disminuyendo todas las prestaciones del avión (sustentación, potencia del motor, eficiencicia de la helice,...).
Por todos estos factores, tanto en el aterrizaje como en el despegue tienes que estar completamente concentrado, pues el avión no responde de la misma manera a como uno está acostumbrado a que lo haga en otros lugares con menos altitud.


Airstrip de Chelinda - Pablo Rodríguez ©

Con todo ésto que os acabo de contar, pensaréis que estaba acojonado. Nada más lejos de la realidad, tenía bastantes ganas de llegar y comprobar por mi mismo como era hacer un aterrizaje en una pista de estás condiciones. La suerte que tuvimos fue que a la hora de nuestro aterrizaje la meteorología estaba bastante bien, porque justo la hora y media anterior había habido una tormenta por la zona, de hecho en nuestro aterrizaje la hierba de la pista todavía estaba bastante húmeda.

  Superficie del Airstrip de Chelinda.

Las cebras campando a sus anchas por las inmediaciones del airstrip.

El airstrip del lodge de Chelinda se encuentra a una distancia de unos 8 kilometros, así que nos habían venido a buscar y a recoger para llevarnos al alojamiento. Con el avión recogido y todas las maletas desembarcadas (en serio, parece mentira que en un avión tan pequeño entren tantas cosas). Nos montamos en el todoterreno e iniciamos la marcha. Como he dicho, eran sólo 8 kilometros pero con las carretas destrozadas y llenas de barro nos llevo casi media hora hacer el recorrido. Más tarde me enteré que durante está época del año gran parte de los pasajeros que llegan a Chelinda lo hacen en avión pues las lluvias destrozan las carreteras y hacen que el acceso hasta allí por caminos sea realmente complicado.

7Q-YEC aparcado en la "Plataforma" de Chelinda.

El alojamiento en Chelinda, es completamente increible. El lodge tiene ocho casitas construidas integramente en madera; y agrupadas todas ellas en una pequeña ladera a la sombra de un gran bosque de pinos.
  
Mi Casita (la número 4) durante los dos días que estuve en Chelinda.

La mayoría de las casas tienen el mismo tamaño, constan de dos pisos, el de arriba con un pequeño sofa y escritorio; y el de abajo con todo el equipamiento: chimenea, camas, sofas y sillones, así como un pequeño baño que tiene tanto bañera como ducha. 

Una de las cosas que me llamo la atención, es que por primera vez desde que estoy aquí iba a dormir en una cama sin mosquiteras, y es que debido a la altitud y a la temperatura de la zona, no es que digamos que sea un lugar muy acogedor para los mosquitos.

Ojo el nivel de detalle que hasta las camas estaban adornadas con florecillas naturales.

Todo de madera, incluidas las escaleras.

 Sofa, sillón y chimenea.

En el próximo viaje un baño en Chelinda cae seguro.

Tras acomodarnos y tomar un pequeño almuerzo, mis pasajeros iban a realizar su primera excursión por la zona. Un recorrido de unos 24 kilometros donde iban a llegar hasta cerca de la frontera con Zambia. Una vez más me invitaron a unirme a ellos, proposición que no rechacé, jeje.

Vistas de Chelinda Lodge con todo el bosque de pinos detrás.

Este "Game Drive" fue menos exitoso que los anteriores que habíamos hecho en Liwonde. Si bien es cierto que pudimos ver numerosos antílopes, cebras, jabalies y bushpigs (no confundir con lo warthogs), pues la vegetación de la montaña es muy propicia para todos ellos; no pudimos ver ningún leopardo, aún siendo que la zona cuenta con una de las mayores densidades de población de este animal en África Central. Además últimamente también se han visto leones y elefantes en la zona alta de la meseta, (a ver si para la próxima vez tengo más suerte...).

Con relacción a la flora, Nyika es también conocido por sus orquídeas. Durante la época de lluvias puede llegar a haber más de 200 tipos diferentes de orquídeas en flor.

Con el guía, Whyte.
Como todo buen safari que se precie, no podía faltar la cervecita de rigor. En este caso concreto la parada la hicimos en un pequeño mirador desde donde se podía ver la frontera con Zambia. Si os fijáis en la fotografía, el todoterreno que utilizamos esta vez era muy diferente al del Parque Nacional de Liwonde pues las temperaturas también lo eran, y el frío a esas horas de la tarde ya se empezaba a notar. En mi caso concreto, menos mal que Pablo (un piloto que estuvo trabajando en Nyassa el año pasado) me aconsejó que si iba a Chelinda no se me olvidara meter ropa de abrigo en la maleta. Thanks!!

Preparando un pequeño Picnic.

Nada mejor que una "Green" para reponer fuerzas.

Después de cargar energías continuamos de vuelta hacia el lodge, aunque con toda la oscuridad ya encima de nosotros ahora el procedimiento era otro diferente. Además de las luces del coche, un operario iba con medio cuerpo fuera del mismo por una de las trampillas del techo, iluminando de izquierda a derecha con una potente linterna para buscar animales. De esta manera pudimos ver alguna que otra lechuza, además de todos los animales que ya habíamos visto antes.

Hubo varias cosas que me llamaron la atención. La primera de ellas fue que justo después de cenar y cuando ya me disponía a irme a dormir, me entregaron una bolsa de agua caliente y una lámpara recargable. Lo de la lámpara recargable se entiende, como ya va siendo habitual para mi, este tipo de alojamientos funcionan con generadores alimentados mediante combustible; el generador de Chelinda únicamente funcionaba entre las 18 y las 21 de la tarde. Pero lo de la bolsa de agua caliente era totalmente nuevo para mi, las había visto pero nunca antes había utilizado ninguna; y la verdad es que tengo que reconocer que para las noches frías viene fenomenal. La otra cosa que también me resulto muy curiosa fue el encontrarme la chimenea encendida y con el fuego avivado cuando llegué a la casa para dormir. Menudo detallazo.
 
Chimenea encendida y bolsa de agua caliente: ¡A dormir!

Al día siguiente mis pasajeros iban a seguir explorando la zona, pero a mi por la mañana me tocaba preparar el avión. Principalmente lo que tenía que hacer era repostarlo para tener suficiente combustible para el vuelo del día siguiente.

Mi empresa suele disponer de bidones de combustible en los sitios remotos a los que viajamos. En el caso concreto de Chelinda, éstos están en una zona distinta a donde se encuentra el lodge: en Chelinda Camp. Esta zona también está habilitada para hospedar turistas, pero en un tipo de alojamiento menos lujoso y pomposo que el lodge. Probablemente en futuros viajes me toque hospedarme allí más de una vez. Para ir del lodge al camp hay que recorrer durante 10 minutos una pequeña senda bastante chula a través del bosque.
 
Atravesando el bosque camino de Chelinda Camp. 
(Aunque parezca un bastón no lo es. Es un dipstick para medir el combustible de los bidones).

Una vez en el camp y tras requir la ayuda del personal, tocó hacer trasvase de combustible de los bidones (220 litros de capacidad) a garrafas algo más pequeñas (20 litros) para así después poder transportarlo de manera más fácil hasta el avión.

Con el sistema de trasvase ya funcionando.

Con el avión ya preparado y repostado para el día siguiente, durante mi última tarde en Chelinda me volví a unir a Ulay y Douglas. Tampoco pudimos ver nada fuera de lo común, pero al menos el rato, la compañía y la cervecita de rigor fueron más que agradables.

¡Salud!

¡¡Hakuna Matata!!

miércoles, 22 de febrero de 2012

"Safarileando" por Liwonde y el Río Shire

Hoy os quiero contar mis primeras experiencias e impresiones yendo de safari por el “bush”. La traducción literal de bush al español sería arbusto, pero tanto en África como en otros muchos sitios, a parte de este significado tiene otras interpretaciones. Por aquí, se conoce como bush a todo aquel paraje que esté fuera de lo que se podría considerar civilización, da igual que sea sabana, estepa, bosque, desierto,… De hecho como conté en una de mis primeras entradas el termino que se suele emplear para el trabajo que yo estoy desempeñando por aquí es el de “Bush Pilot”; ¿Por qué? Pues porque como pilotos nos toca aterrizar en pistas que por norma general suelen ser bastante cortas, de tierra, arena, hierba, y cualquier otro tipo de superficie que os podáis imaginar.

En este tipo de viajes, una vez que llegamos al destino y desembarcamos a los pasajeros, a los pilotos básicamente nos toca estar esperando a que llegue el día y la hora de partida sin hacer nada especial, a no ser que pagándotelo de tu bolsillo te apuntes a alguna de las actividades que se llevan a cabo en el lodge. En mi caso siendo mi primera oportunidad de irme de safari y siendo todo nuevo para mi, la noche de mi llegada después de cenar hablé con uno de los recepcionistas para que contaran conmigo y me apuntara a un safari en todoterreno a la mañana siguiente cuyo precio era de 30 $.

Como os conté anteriormente mis pasajeros eran un matrimonio cincuentón muy simpático y agradable: Douglas y Ulay. Mi sorpresa vino cuando la mañana siguiente a nuestra llegada al lodge, cuando ya comenzaba a despertarme un empleado llamo a la puerta de mi chalecito a las 7:30, venía de parte de ellos porque querían que me uniera a su desayuno para así después irnos todos juntos en un safari privado en todoterreno que ya tenían contratado. Obviamente mi respuesta fue que sí; corriendo me vestí, me aseé y me uní a ellos.

El safari comenzó incluso antes de salir del lodge. Cuando estábamos acomodándonos en el todoterreno un empleado se acercó para preguntarnos si queríamos ver una serpiente que acaban de encontrar, así que nos volvimos a bajar y corriendo fuimos hacia donde nos indicaban. La serpiente estaba en un arbusto justo a lado de uno de los caminos del lodge. A simple vista parecía inofensiva y poca cosa, pero cuidado que las apariencias engañan. La serpiente en cuestión era una Boomslang (que en afrikáans y holandés significa serpiente de árbol). Aunque seguramente a ninguno os suene, igual si os digo que es la hermana pequeña de la Mamba Negra igual alguno ya se puede hacer a la idea de que tiene poco de inofensiva (Nota para los no cinéfilos: en la película de Quentin Tarantino: Kill Bill la protagonista Uma Thurman era una asesina a sueldo de lo más letal que recibía el apodo de Mamba Negra). Aunque la Boomslang es una serpiente dócil, tímida y huye fácilmente, cuando es provocada ataca mordiendo con fuerza, con toda la boca abierta para clavar bien sus colmillos. El veneno que inyecta inhabilita el proceso de coagulación de la sangre y la víctima puede morir como resultado de hemorragias internas y externa, sufriendo fuertes dolores. Todavía no habíamos empezado y ya estábamos viendo cosas de los más interesantes.
Boomslang camuflada entre las ramas de un arbusto.

Dejando atrás a la Boomslang, ahora ya si iniciamos la marcha con nuestro todoterreno. Una de las cosas que me sorprendió fueron los Warthog o jabalís verrugosos (para los que no saben a que animal me refiero seguro que si os digo las palabras Pumba y El Rey León, ya os viene una imagen a la cabeza, ¿no?). Estos jabalís se movían con total libertad por todo el lodge, para nada se sentían intimidados o asustados por los humanos.
Familia de Warthogs cobijándose bajo la sombra de un árbol, justo al iniciar el safari.

Warthog con el que me cruce en uno de los caminos del lodge.

Como os conté en la anterior entrada del blog, nos encontrábamos en el Parque Natural de Liwonde junto al río Shire. Por lo que en las orillas y cerca del río la vegetación era bastante frondosa, encontrándonos un terreno más árido conforme nos íbamos alejando del mismo. La cantidad de animales que te ibas encontrando era enorme, lo gracioso era que mientras fueras en el todoterreno los animales no se asustaban y te podías acercar fácilmente a ellos, pero en cuanto parábamos el vehículo y bajábamos de él, todos huían rápidamente.
 
Familia de Impalas a los pies de un árbol en la orilla del Shire.
 
Sausage Tree o Árbol de las Salchicas. A parte de la fauna, también había flora bastante curiosa.

Otro de los animales que también pudimos ver fue un hipopótamo “dormilón”. Lo de dormilón lo digo porque nos lo encontramos tierra adentro y es que los hipopótamos se vuelven más activos durante la noche cuando salen del agua para pastar en tierra firme, pero éste se había quedado rezagado porque ya era bien entrado el día cuando nos lo cruzamos. Aunque sea un animal grande y pesado (es el tercer animal terrestre por su peso por detrás del rinoceronte y del elefante), en distancias cortas pueden alcanzar velocidades de hasta 40 km./hora; mi cámara de fotos y yo podemos dar fe de ello, pues lamentablemente no pude sacarle ninguna foto medio decente para colgarla y que así lo vierais.

El coche en el que nos desplazamos era un todoterreno semi-descapotable y adaptado para realizar safaris con una capacidad de hasta 12 pasajeros más el conductor. Era bastante versátil y aún teniendo un gran tamaño como buen todoterreno podía meterse por cualquier sitio y sortear vados y ramblas. A los mandos llevábamos a Dave, que a parte de conductor también ejercía las funciones de guía.
Aunque esté viviendo en África, en esta foto las pintas de turista no me las quita nadie.

Con mi pasajera, Ulay, en el todoterreno.

Aunque son muchos los animales que se pueden encontrar por esta zona, básicamente todos estos son los que vimos durante esa mañana. Por el Parque Natural de Liwonde también hay leones, pero es bastante difícil verlos; así como un centro de recuperación de rinocerontes, que trabaja para ayudar a su repoblación y evitar su extinción, pero que lamentablemente durante esta época del año se encuentra cerrado a los turistas. Así que una vez finalizado este safari en todoterreno o “Game Drive” como le dicen aquí, Douglas y Ulay me invitaron a unirme a ellos a comer, pues justo después iban a continuar de safari pero esta vez en un bote por el río y yo iba a volver a "acoplarme".

Estas son las vistas que teníamos desde el restaurante.

Aunque ya habíamos tenido un pequeño safari en barco en nuestro desplazamiento hasta el Lodge Mvuu, el que íbamos a hacer esa tarde era algo diferente, el barco era más pequeño y lento y nos iban a llevar hacia el norte por los sitios por donde los guías tienen localizados a los diferentes animales. Prácticamente nada más montarnos y empezar ya vimos el primer cocodrilo, estaba a escasos metros del embarcadero tumbado, tomando el sol. A pesar de que durante todos los días que estuve allí tuve la oportunidad de ver varios cocodrilos, no vi a uno solo en movimiento; y eso que tal y como nos dijeron, justo dos días antes de nuestra llegada tuvieron la oportunidad de ver como un cocodrilo atacaba, daba presa y se comía un antílope justo en la orilla situada enfrente al restaurante del lodge.
Cocodrilo tomando el sol en la orilla.

Lo mejor de este “Boat Safari” vino al poco rato de empezar cuando yendo hacia el norte, nos encontramos con una familia de elefantes al completo (incluidas varias crías) bebiendo agua a la orilla del río. Muy sigilosamente con el motor de la barca prácticamente a ralentí, nuestro guía Dave (el mismo del todoterreno) nos fue acercando hacia ellos; y aunque cuando ya estábamos cerca del grupo justo se retiraban de la orilla y se volvían tierra adentro, tuvimos suerte porque tal y como estábamos haciendo nosotros se estaban desplazando hacia el norte paralelos al río, así que les acompañamos en su viaje durante un buen rato.
Volviendo tierra dentro después de hacer un alto en el camino para beber un traguito de agua.

Según nos indico Dave, es bastante complicado poder ver elefantes durante esta época del año. Al encontrarnos ahora en la época de lluvias o “wet season”, los elefantes tienen comida en abundancia por todos los sitios por los que se mueven, por lo que verlos es más una cuestión de suerte; sin embargo durante la época seca o “dry season”, al encontrarse la comida más localizada geográficamente y los guías conocer los emplazamientos de la misma, la probabilidad de poder verlos es mucho mayor.

Según nuestro guía, la edad de alguna de las crías que vimos era inferior a un año.

La verdad que de todos los animales que pude ver durante este viaje, sin ningún tipo de duda me quedo con los elefantes. Si ya de por si me parecían unos animales de lo más bonitos y majestuosos, viendo una familia al completo moviéndose con total libertad afianzó aún más mi opinión.

Comprobar que porte y que majestuosidad tiene este elefante.

Después de haber estado más de tres horas navegando por el Shire, para terminar nuestro “Boat Safari” tuvieron la amabilidad de invitarnos a un pequeño tentempié: cervecitas, vino, cacahuetes y unas empanadillas de carne, que junto con un bonito atardecer fueron el final perfecto para un día de lo más completo.

Con Douglas y Ulay.  Un safari por el río es bastante duro y al final hay que recuperar fuerzas.

Atardecer en el río Shire.

Al día siguiente el plan que mis pasajeros era bastante similar, comenzando con un pequeño safari a pie o “Walking Safari” al que nuevamente me invitaron a unirme. Junto con nuestro guía del día anterior Dave, y un ranger armado que también nos acompañaba (al ir a pie hay que tomar otras precauciones extras) comenzamos muy temprano, a las 5:30 ya estábamos iniciando la marcha saliendo del lodge. Una de las mayores aficiones de Douglas, era la ornitología (observación y fotografía de aves), por lo que este paseo se centro mucho en la búsqueda y observación de pajaritos. Además tal y como he mencionado antes es muy difícil poder ver otro tipo de animales pues al ir a pie todos suelen huir.
  
El equipo al completo (salvo yo que soy el fotógrafo). Fijaros en el rifle del soldadito.

Lo bueno de esta manera de visitar a pie el bush es que puedes observar y ver otros detalles que de otra manera no los apreciarías: restos de animales, huellas, excrementos,… así como la posibilidad de escuchar los sonidos al no tener ningún tipo de contaminación acústica. 

Restos de un antílope (sí, lo se, sigo teniendo pintas de turista, jeje).
Pisadas de un elefante.

Tras esta caminata de varios kilómetros, nuestro safari a pie termino cuando un pequeño bote nos recogió para llevarnos de vuelta al lodge. La principal diferencia de este trayecto con respecto a los anteriores que habíamos hecho en barco, fue que en este nos ofrecieron un completo desayuno a base de huevos y tortillas, salchichas, bacon, café, te, cereales, fruta,…. Todo ello cocinado y preparado por un cocinero allí mismo. 

Dave disfrutando de su “Desayuno Continental” en pleno bote.

Tras el desayuno el bote hizo una parada en el lodge para dejar al cocinero y todos sus bártulos. Después de haber estado un día y medio uniéndome a las actividades de Douglas y Ulay, y aunque ahora ellos iban a continuar en el bote esta vez hacía el sur, yo ya me quedé en el lodge pues no quería abusar de su amabilidad y de su confianza. Ahora me quedaban dos días de espera hasta el siguiente vuelo, pero a mis espaldas tenía una experiencia muy chula y memorable.
Monos que me encontré camino de mi habitación.

¡¡Hakuna Matata!!