Después
de tres semanas de preparativos, nervios, despedidas y estrés, finalmente ayer
día 29 de enero llegué a Lilongüe (Malawi).
El
viaje comenzó temprano, porque me tenía que desplazar desde Zaragoza hasta el
Aeropuerto de Barajas (Madrid) para coger allí el primero de mis tres vuelos. Salí
sobre las 9:30 junto con mis padres y con mi hermano, en coche rumbo a Madrid,
pues quería llegar con tiempo y evitar problemas en el caso de que hubiera
habido algún contratiempo.
Nada
más llegar facturé mis dos maletones (en total 46,5 kg.) deseando volverlos a
ver en mi destino final (me dan un miedo estos vuelos donde hay varias
escalas…).
Al
aeropuerto también vinieron a despedirme mi hermana y su novio, y dos primos
que viven en Madrid así que a la hora de pasar el filtro de seguridad e ir
hacia la puerta de embarque tenía una “gran” comitiva de despedida. Tengo que
reconocer que alguna lagrimilla si que se me escapó, pero tampoco es que sea
muy habitual despedirse de los tuyos por tanto tiempo.
En
cuanto pasé el filtro y me encontré sólo en el otro lado del aeropuerto, fue
cuando me di cuenta que realmente me iba para África y que la aventura
estaba comenzando, aunque ahora me esperaba lo peor: casi 24 horas de viaje….
Tal
y como os expliqué en la anterior entrada mi primer vuelo fue de Madrid a El
Cairo (Egipto) con Egyptair.
Avión de Egyptair con el que fui de Madrid a El Cairo
Fueron 5 horas y media de vuelo y la verdad es que
fue un vuelo bastante tranquilito. Al llegar a El Cairo, busque una toma de
corriente para cargar el teléfono y whatsappear a la familia y amigos, pero
tampoco es que tuviera mucho tiempo porque la escala era de tan sólo 2 horas.
De
El Cairo el viaje continuaba hacia Addis Ababa (Etiopia), otras 4 horas de vuelo
y aquí si que en cuanto terminé de cenar caí prácticamente dormido hasta que el
avión comenzó a descender (tengo un sexto sentido y en cuanto noto el cambio de
potencia de los motores al inicio de los descensos me suelo despertar).
Embarcando rumbo a Etiopia
Mi cena en el viaje
Aquí
comenzó la peor parte del viaje, casi seis horas de espera de madrugada, en un
aeropuerto de m###da en Etiopia. Lo
que hice fue buscarme un buen banco y con la almohada que había “tomado
prestada” a Egyptair del vuelo anterior echarme una “pequeña” siesta de cuatro horitas. Aun así tuve otras dos horas
para estar dando vueltas por el aeropuerto, leyendo, y aburriéndome antes de
embarcar en el último vuelo.
Los
dos vuelos anteriores habían sido con Egyptair, pero este último lo tenía
contratado con Ethiopian Airlines (tengo que decir que las dos compañías me
sorprendieron gratamente). Aquí si que realmente lo pasé mal porque quería
mantenerme despierto y ver todos los paisajes, pero llevaba dos noches sin
apenas dormir y me costaba tener los ojos abiertos. Aun así pude ver algunas montañitas a lo lejos, así como algún que otro cumulonimbo a altitudes
donde no se suelen dejar ver (aviso para no iniciados los cumulonimbus son esas
nubecitas esponjosas y bonitas, pero que todos los pilotos evitamos porque por
dentro no tienen nada de eso…).
Entrando al Boeing 737 de Ethiopian Airlines
Sobrevolando Tanzania ¿Quizás el Kilimanjaro?
Cumulonimbo a Nivel de Vuelo 320 (aprox. 10 mil metros)
Al
llegar a Lilongüe, tenía cierta incertidumbre porque a pesar de que en la
empresa sabían el día y la hora a la que llegaba no me habían confirmado si
habría alguien para recogerme, pero mis dudas quedaron resueltas pronto porque
prácticamente a pie de avión Daniel, el Director de Operaciones estaba preguntando
a los pasajeros que iban pasando por su lado si alguno era Sergio
Llegada al Aeropuerto Internacional Kamuzu de Lilongüe
Con
el viaje ya finalizado, solo me quedaba recoger las maletas, aun tuve malos
presagios y muchos nervios porque el tiempo pasaba y pasaba, todos los pasajeros
iban abandonando la cinta de equipajes con sus respectivas maletas y ya pensaba
que me iba a quedar en Malawi sin calzoncillos limpios que ponerme; al final
después de estar unos 45 minutos finalmente aparecieron mis dos maletas y pude
respirar tranquilo.
En
las próximas entradas os haré un recorrido por mi nueva casa y explicaré mis
primeras impresiones sobre el país y los contrastes que hay respecto de Europa
y de lo que los “Musumbus” (blancos) estamos acostumbrados.
¡¡Hakuna
Matata!!